Working With the Students
Trabajando Con los Estudiantes
We worked in a school called Instituto Calera de Tango, located southwest of downtown Santiago. The students assigned to us are in ninth grade and are between 14 and 16 years old. This can be a complicated age, as teenagers could be dealing with changes in their lives, minds, and bodies and may portray this in unpredictable behavior. In this school, ninth grade is separated into A and B sections. On Tuesday, we would teach the A section, Wednesday was for B section and Thursday both sections would be present for the closing session.
On Tuesday, we started working with A section students. We were mentally prepared for a difficult session with students, but they proved us wrong to our fortune. They were in general very receptive to the messages, proactive in the activities and well behaved, even if at times the topics might’ve seemed boring to them. We wanted to teach two main lessons in our workshops: teambuilding and leadership. Our workflow was to briefly talk to the students about a certain topic and afterwards participate in activities that could put the lessons learned into practice. I tried my best to interact with the students and participated in the activities. I was later in charge of coordinating the leadership workshop, which is a topic I like a lot and in which I have some valuable experience as a young professional. The kids responded very well and later described what they felt was an ideal leader in action. It was a very gratifying experience.
The teachers warned us that B section students were going to be more difficult. So, we came mentally prepared for a more challenging day on Wednesday, but the students proved us wrong again. Doing the same workshops as the other section the previous day, they were a bit more energetic than the previous section but were also proactive and well behaved. Thursday was the closing day, and we wanted to inspire the students to take the team-building and leadership values learned in the previous days, to apply in their own lives. In doing so, they can explore their potential, be leaders of their own lives and escape bonds of bad habits and bad influences that they may have in their lives, to become a better version of themselves. Things got very emotional in the end with some of the students shedding a few tears, realizing that they could break free of negative influences in their lives and improve themselves and their surroundings. We are known by our fruits, and in the end, the fruits of our three-day work ended up being a group of more than 40 students hugging us, taking photos with us, and thanking us for the time we spent with them and for the lessons learned. Hopefully, some of them will move past the initial emotions and apply the lessons learned in practical day-to-day life situations.
Trabajamos en una escuela que se llama Instituto Calera de Tango, que se encuentra al suroeste del centro de Santiago. Los estudiantes que nos fueron asignados son del primero medio (se entiende noveno grado en algunos países) y tienen entre 14 y 16 años. Esta puede ser una edad complicada, ya que los adolescentes pueden estar lidiando con cambios en sus vidas, mentes y cuerpos, y pueden reflejar esto por medio de un comportamiento impredecible. En esta escuela, el noveno grado está separado en las secciones A y B. El martes estaríamos con la sección A, el miércoles con la sección B y el jueves ambas secciones estarían presentes para una sesión final.
El martes empezamos a trabajar con los estudiantes de la sección A. Estábamos mentalmente preparados para tratar con estudiantes difíciles, pero nos mostraron todo lo contrario. En general estaban muy receptivos a los mensajes, proactivos en las actividades y muy bien portados, incluso cuando había veces que los temas les podrían haber parecido aburridos. Les queríamos enseñar dos lecciones principales en nuestros talleres: trabajo en equipo y liderazgo. Nuestro flujo de trabajo era de hablar brevemente a los estudiantes sobre un tema específico, e inmediatamente después hacerlos participar en actividades que pusieran las lecciones aprendidas en práctica. Hice lo mejor que pude para interactuar con los estudiantes y participar en las mismas actividades que ellos realizaban. Más adelante estuve a cargo de coordinar el taller de liderazgo, el cual es un tema que me gusta mucho y del cual tengo experiencia muy valiosa siendo un joven profesional. Los chicos respondieron muy bien a estos talleres y al final describieron lo que sentían que era un líder en acción. Fue una experiencia muy gratificante.
Los maestros nos advirtieron que los estudiantes de la sección B iban a ser más difícil es de manejar. Por ende, fuimos igualmente preparados para un día retador el miércoles, pero los estudiantes nuevamente nos mostraron todo lo contrario. Llevando a cabo las mismas actividades que el día anterior, ellos se encontraban un poco más energético que el grupo A, pero también eran muy proactivos y bien portados. El jueves fue el día final y quisimos inspirar a los estudiantes a tomar los valores de trabajo en equipo y liderazgo que aprendieron los dos primeros días para aplicar en sus propias vidas. Al hacer esto, podrían explorar su potencial, ser líderes de sus propias vidas y liberarse de lazos de malos hábitos y malas influencias que puedan tener en sus vidas, para convertirse en una mejor versión de ellos mismos. Las cosas se pusieron muy emocionales llegando al final del día, con algunos de los estudiantes derramando algunas lágrimas, dándose cuenta de que pueden apartarse de influencias negativas y mejorarse a ellos mismos y todo lo que los rodea. Somos conocidos por nuestros frutos, y al término de las actividades, el fruto de nuestra labor de tres días fue un grupo de poco más de 40 estudiantes abrazándonos, tomándose fotos con nosotros y agradeciéndonos por el tiempo que pasamos con ellos y las lecciones que aprendieron. Ojalá algunos de ellos puedan avanzar más allá de las emociones iniciales y aplicar las lecciones aprendidas en situaciones del diario vivir.